Lluïsa Verd Marí
Soy mallorquina y llevo el color del mar en mis apellidos, que ahora también dan nombre a mi pasión. La mía es una historia gestada desde mi niñez y alimentada por una familia que siempre la entendió y la potenció. Mi padre fue el fundador de una galería. Crecimos rodeados de arte y belleza, y alimentados por un espíritu observador y creativo.
Inspiración natural y espíritu mediterráneo
La naturaleza es mi lenguaje y mi inspiración, de ella bebo y con ella se funden mis piezas. La exuberancia de sus formas y colores suele ser lo que desata el proceso de creación de mis joyas, que son un homenaje a las formas orgánicas, sinuosas y perfectas del diseño natural: la posidonia, los erizos de mar, las flores del almendro; el tacto o los colores de la seda…
Entiendo la belleza como una forma de mirar y de ser, y en ello estoy, persiguiendo este anhelo engarce tras engarce, pieza tras pieza, generando pequeñas esculturas, totems, piezas que no pasan inadvertidas pero que al mismo tiempo se mimetizan con todo aquello que las inspira; volúmenes bellos en sí mismos y no sólo como un ornamentos que nacen de ese mediterráneo verde y azul.
Cuando la inspiración y la técnica se encuentran
La observación, el silencio y la intuición son ingredientes básicos en mi forma de hacer, sobre todo en el nacimiento de las primeras piezas de cada colección.
Una vez que nace esa primera pieza, llega el momento de trabajar en la reproducción de las mismas y convertir el primer prototipo en una serie limitada que asegura la exclusividad de mis creaciones. Aquí empieza la segunda etapa, la de colaboración con el maestro joyero, Edu Marín. Entonces, la inspiración se encuentra con la técnica y el diseño se materializa en pieza; ha nacido una joya Verdmarí.